Iglesia de Santa María

Güeñes

Una obra magnífica por dentro y por fuera

  • Cronología: siglo XV (1505-1577)
  • Estilo: Gótico-Renacimiento
  • Autoría: Juan de Rasines, Juan de Hontañón y Juan de Garita (torre), Juan González de Cisniega (coro y portada secundaria
  • Municipio: Güeñes

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Advocación

La Asunción de María, según la tradición católica, es un episodio de la vida de la Virgen que sucedió al final de su vida, cuando María fue llevada al Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos.
Se le representa como Reina de los Cielos, con una corona dorada, de pie sobre nubes y rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.

Historia

Las obras del templo de Santa María de Güeñes duraron todo el siglo XVI, desde que en los primeros años de ese mismo se abrieran los cimientos para la cabecera y el primer tramo de la iglesia. El segundo tramo, pensado para crucero, ya estaba iniciado en 1515 pero el hundimiento de éste hizo que se variara de planes y en vez de seguir con la fórmula tradicional ya adoptada, gótica escalonada, que estaban llevando a cabo los canteros vizcaínos Martín y Pedro de Olabe, se prefirió otra más moderna, renacentista, de naves a la misma altura, según la propuesta del cantero montañés Juan de Rasines. Las obras se alargaron hasta 1577, pero aún faltaban el campanario, que lo haría Juan de Hontañón en 1587 con traza del vizcaíno Juan de Garita, y el coro y la portada de los pies, que se hicieron a continuación, en 1603, con traza de Juan González de Cisniega.

Edificio

Hallenkirche o iglesia salón de tres naves de cuatro tramos, presidida en la nave mayor por un ábside de cinco paños. Destacan las potentes columnas sobre las que caen los nervios de las bóvedas, todas ellas estrelladas y de cuatro puntas, engalanadas las del presbiterio y las de la nave mayor con nervios curvos complementarios, salvo en el primer tramo, que los tiene rectos. En el suelo se abren losas funerarias que nos hablan de la tradición que existía de los enterramientos dentro de las iglesias. A los pies se levanta el coro en la que destaca la escalera helicoidal de acceso por su factura de piedra. El barandal del coro se ha forjado en hierro con unos estilizados motivos también empleados en el pasamanos de la escalera.
El acceso al interior se realiza a través de la portada que se rasga en el muro de la Epístola, un llamativo elemento de estilo Reyes Católicos, que data de hacia 1515 y se caracteriza por por unas formas que hablan de la transición entre lo gótico y lo renacentista. Destaca la rica y variada decoración, basada en crestería y tracerías vegetales que decoran el arco apuntado abocinado con conopio central y pináculos lateralizados entre los que se abren las dos puertas de acceso, en arco escarzano. La imagen de la Virgen con el niño se sitúa sobre una columna que crece hasta el frontón, un espacio en el que la Virgen aparece flanqueada por dos ángeles.
Una segunda portada se abre a los pies del templo. Esta, trazada en 1603, recurre a la fórmula de arco de triunfo entre pilastras poco habitual en el territorio en esta época.

Ajuar

El retablo mayor, en madera policromada, ocupa todo el testero y presenta un importantísimo trabajo de ebanistería e imaginería, siendo una de las más monumentales y tempranas piezas de estilo barroco del siglo XVII, en su fase clasicista.
Dos retablos con columnas salomónicas y sin policromar y otros tres policromados engalanan los muros de la iglesia. En el lado de la Epístola el dedicado a San Diego Alcalá, con el hábito lleno de flores, un lienzo pintado por Nicolás Antonio de la Cuadra, al que acompañan otras dos telas, una dedicada a Santa Lucía y otra a Santa Águeda. En el ático otro lienzo representa a San José con el Niño.

Le sigue el retablo de San Ignacio, portando un libro titulado «Doctrina Luterana» y con la herejía a los pies, representada con la cabeza de un hombre. Cuenta este retablo con una imagen de San Sebastián y otra de San Antonio de Padua con el Niño en brazos.

En el muro del Evangelio, se halla el retablo no policromado de la Dolorosa se acompaña de dos lienzos dedicados a los santos Cosme y Pantaleón, obra de Ildefonso Bustrín.  El dedicado al retablo de la Inmaculada es una escultura con una buena policromía acompañado por las esculturas de un obispo y San José. Por último, encontramos el retablo de la Virgen con el Niño llevada por los ángeles que se encuentra acompañada por San Antonio abad acompañado por el cerdo a los pies, San Roque que muestra la llaga del muslo.
Bajo el coro hay una pila bautismal, fabricada en mármol negro de Markina, de planta octogonal y con pie bulboso. Cuenta, además, con dos armonios de la casa parisina Christophe & Etienne.
En el templo podemos encontrar otras imágenes como la de San Isidro y en la sacristía guarda mobiliario, cajonería, un aguamanil de mármol negro, imágenes procedentes de ermitas de Güeñes, orfebrería, pinturas, etc .

Plaza de La Encarnación 9B
48006 Bilbao
Tel: (34) 944 320 125

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